Dora está en las cosas pequeñas

Me gustaría contar dos favores que me ha hecho Dora en este último tiempo. El primero, fue hace unos meses. Una amiga mía perdió un pendiente en un lugar muy concurrido. Tras buscarlo afanosamente durante 2 horas, sin encontrarlo, llegó a la conclusión de que lo había perdido. Cuando nos íbamos a ir de aquel sitio, me contó lo que le había pasado, y en seguida me acordé de Dora y pensé: “Dora, ¡venga!

Me gustaría contar dos favores que me ha hecho Dora en este último tiempo.

El primero, fue hace unos meses. Una amiga mía perdió un pendiente en un lugar muy concurrido. Tras buscarlo afanosamente durante 2 horas, sin encontrarlo, llegó a la conclusión de que lo había perdido. Cuando nos íbamos a ir de aquel sitio, me contó lo que le había pasado, y en seguida me acordé de Dora y pensé: “Dora, ¡venga! Tú que siempre ibas tan elegante, ayúdame a encontrar el pendiente. ¿Dónde podría estar?” y allí me dirigí. Y una vez que estaba en el lugar que se me había ocurrido, le dije: “Dora, ¿dónde miro?”, y miré la esquina de la habitación, y ahí estaba. Luego, cuando se lo devolví a mi amiga, me dijo que había buscado por todos los rincones de esa habitación sin haber tenido éxito.

Y el segundo, fue hace unos días. Tuve que ir al correo para mandar un paquete. Me bajé del coche con el paquete, y además con una bolsa pequeña que contenía los mandos de la puerta de mi casa y los documentos del coche, en lo que aparecía mi dirección. Al llegar al correo tan cargada, dejé la caja en el mostrador y sin darme cuenta, también los mandos. Sólo me di cuenta de esto al llegar a casa, y cuando quise llamar ya estaba cerrada la oficina. Desde ese momento le recé a Dora para recuperar los mandos y los documentos, ya que si no tendría que ir a la policía, cambiar la configuración de los mandos del portón, etc. Al día siguiente, llamé a primera hora a la oficina de correos, y me dijeron que no los habían visto pero que si quería, podía ir. Seguí rezándole a Dora y fui para la oficina. Nada más llegar, el chico que me había atendido el día anterior, al reconocerme me dio la bolsa con todo dentro.

Estoy muy agradecida por estos dos favores que aunque son pequeños, muestran que Dora está también en las cosas pequeñas de cada día.

M.J.Z. (Chile)