El colegio me cambió la vida, ahora quiero cambiar la de los demás

Santiago Moya es profesor. Lleva más de veinte años dando clases en el colegio Intisana. Desde el aula y a través de sus alumnos, sintió la necesidad de manifestar su solidaridad y apoyo a los damnificados del terremoto ocurrido en costas ecuatorianas, de una forma poco típica.

En Quito, después del terremoto, Santiago sintió una necesidad imperiosa de ayudar directamente a los damnificados. Las noticias que llegaban cada hora daban cuenta de la gravedad del asunto. Por otro lado, ser profesor es una tarea exigente, su trabajo profesional le impedía dejar su salón de clase y dirigirse al sitio del desastre. Esa desesperación interior, junto con un profundo espíritu de servicio, lo llevó a tener una idea práctica y eficaz. Motivó a sus alumnos a que escriban una carta de aliento a quienes están sufriendo: “Muchos de ellos no deben saber que todo el país está apoyándoles, quise que mis chicos les envíen una carta con mensajes de fuerza y solidaridad”. Añadió: “Al ver las palabras y los dibujos que los niños usaban en las cartas mi corazón se hizo pequeño, en tan poco se manifestaban con tanto cariño”.

“Los Intisanas tenemos que marcar la diferencia, la formación que he recibido en el colegio me cambió la vida para bien, tengo que hacer lo mismo con mis chicos”. El colegio sin duda es trascendental en la vida de Santiago, tiene recuerdos imborrables: “Yo me casé en el Oratorio del colegio, creo que no pudo haber mejor lugar que ese porque lo visito todos los días y se me vienen muchos momentos hermosos de mi vida a la memoria”. Y recuerda, al ver una hermosa fotografía en su sitio de trabajo: “Me casó, después de una intensa formación, el padre Luis Martínez de Velasco y Farinós, que goza ya de la gloria del Cielo”.

El matrimonio de Santiago.

Nuestro día a día es algo motivador. A pesar del cansancio, Santiago se mantiene como uno de los profesores al que los chicos más buscan al momento de tener un conflicto: “Mi relación con ellos tiene que ser una relación que no se acabe en los patios del colegio, para ser un buen profesor primero hay que ser amigo de ellos, del Intisana sobre todo me llevo la pasión por ayudar a los demás”.Una vez que eres Intisana, sales a las calles y es imposible actuar de una manera distinta. Ayudar a los demás, preocuparte por el otro es algo que no lo haces como profesor… lo haces como un ser humano. Eso es lo que precisamente les digo a mis estudiantes. La formación de la Obra cambió mi vida, y no puedo más que trabajar desde mi sitio de trabajo, como profesor, para cambiar la vida de los demás”.

“Son momentos duros para el país, en donde un simple mensaje puede ser el factor determinante para estar emocionalmente bien o no”

Las cartas escritas por los alumnos de Santiago han sido enviadas por avión al sitio del desastre, y serán distribuidas en colaboración con personal especializado en ayuda sicológica.