«La vida es para dejar una huella profunda, para hacer cosas importantes»

El arzobispo de Tarragona, monseñor Jaume Pujol, presidió el sábado en el santuario de Torreciudad la 26 edición de la Jornada Mariana de la Familia. En la homilía glosó varias ideas de la Exhortación '​Amoris laetitiae', del Papa Francisco.

Fotos: Álvaro García Fuentes.

El arzobispo de Tarragona, monseñor Jaume Pujol, presidió este sábado en el santuario de Torreciudad la 26 edición de la Jornada Mariana de la Familia bajo el lema 'La familia, escuela de misericordia'. Este encuentro festivo se enmarca en los actos programados en este Año Jubilar de Misericordia, y ha reunido a cerca de 9.000 personas, en su mayoría jóvenes familias procedentes principalmente de Cataluña (comunidad de la que fue un numeroso grupo de fieles para acompañar a su arzobispo en la jornada), Aragón, Madrid, Valencia y Navarra. También asistieron familias andaluzas, murcianas, gallegas, vascas, castellanas, asturianas y de otros países.

El automóvil particular fue el medio de transporte más extendido, aunque bastantes grupos se desplazaron en alguno de los cerca de 100 autobuses que llegaron al santuario, en viajes de dos días organizados por diversos centros educativos, asociaciones juveniles y parroquias. Además asistieron numerosas autoridades de la comarca.

“El Papa nos dibuja el escenario de la santidad en la familia. La familia cristiana debe proponerse la santidad de todos sus miembros. La santidad como esposos, como padres, como hijos y como hermanos”, dijo Mons. Pujol

En representación de los participantes, la familia Herráiz González, de Zaragoza, inició los actos del día con la lectura de la Oración de las Familias, a la que siguió una colorida ofrenda a la Virgen: centros de flores, aceite y vino cordobeses, navajas de la ría de Arosa, uvas alicantinas, horchata y fartons valencianos, cuadros de Santa María, almendras garrapiñadas, trenza de Almudévar, cerámicas granadinas, queso castellano… fueron algunos de los regalos que las familias traían para mostrar el cariño a Nuestra Señora. Grupos de niñas que van a hacer la Primera Comunión este año ofrecieron también varios libros-recordatorio elaborados por ellas mismas.

La misa se ofreció por las almas de once mujeres del Opus Dei que han fallecido esta semana en un trágico accidente de tráfico ocurrido en México

En la eucaristía al aire libre cantó la coral Barlovento de Valencia, y se ofreció por las almas de once mujeres del Opus Dei que han fallecido esta semana en un trágico accidente de tráfico ocurrido en México. Monseñor Pujol agradeció en su homilía la Exhortación 'Amoris laetitiae' escrita por el papa Francisco sobre el amor familiar: “El Papa nos dibuja el escenario de la santidad en la familia. La familia cristiana debe proponerse la santidad de todos sus miembros. La santidad como esposos, como padres, como hijos y como hermanos”.

También recordó las palabras del Papa dirigidas a los jóvenes en la reciente Jornada Mundial de la Juventud en Polonia: “Para seguir a Jesús hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados”. Monseñor Pujol afirmó después que “la vida es para dejar una huella profunda, para hacer cosas importantes. Uno no se puede quedar sólo en las cosas banales”. Al terminar la celebración se leyó un mensaje enviado por el papa Francisco a los asistentes. Tras una actuación infantil y el ofrecimiento de niños a la Virgen, los actos concluyeron con el rezo del Rosario por los soportales del santuario y la bendición con el Santísimo.

A lo largo del día se recogieron más de dos contenedores de productos de higiene elemental que serán distribuidos entre familias necesitadas de la zona en colaboración con Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón

A lo largo del día se recogieron más de dos contenedores de productos de higiene elemental que serán distribuidos entre familias necesitadas de la zona en colaboración con Cáritas Diocesana de Barbastro-Monzón.

En la organización del evento colaboraron más de 150 voluntarios ofreciendo su ayuda en los aparcamientos y accesos al santuario, en la guardería, en la información a los peregrinos, en la distribución de folletos y sillas y en el parque infantil. Y varios sacerdotes atendieron a lo largo del día los confesonarios repartidos por distintas zonas del recinto.